¡APAGA Y VÁMONOS!
Esta semana varias personas han coincidido al plantearme
una común preocupación y su consiguiente reivindicación.
Primero un conocido me animó, luego un amigo me instó
y finalmente un familiar literalmente me obligó a dedicar estas
líneas al problema de los apagones en Grado.
En un principio me mostré bastante reacio a abordar este tema
escudándome en el argumento pueril de que poco o nada podía
aportar yo a un asunto que además podría resultar demasiado
polémico. Pero luego recordé mis reiterados cabreos
cada vez que he sufrido, como el resto de gradenses, estos cortes
de luz y me decidí finalmente a montarme a lomos de un tal
Rocinante dispuesto a embestir aquellos gigantes con forma no ya de
molinos de viento, sino de enormes bombillas.
En Grado tenemos asumido que cada vez que hay tormenta, que cuando
cae un simple rayo, vamos a tener este tipo de problemas, pero en
las últimas dos semanas hemos sufrido sendos cortes de más
de dos horas en días –el 29 de noviembre y el 13 de diciembre-
en los que ni hubo tormenta, ni viento ni tan siquiera lluvia. Lo
curioso es que estos cortes se produjeron de madrugada, cuando se
supone que la potencia demandada es mínima. Desconozco las
causas reales de estas continuas y prolongadas averías, pero
a pié de calle se insiste en la necesidad de mejorar las infraestructuras
de la red.
Hace poco más de dos años, a comienzos del verano creo
recordar, se eliminó el servicio de averías de Hidroeléctrica
del Cantábrico que existía en Grado. Hubo un pequeño
revuelo en la villa y rumores de recogida de firmas que nunca pasaron
de ahí. Ahora cada vez que hay un problema tienen que desplazarse
desde Oviedo o Cangas del Narcea, y me ha dicho un pajarito que la
intención es quitar también la oficina comercial que
aún hay en Grado.
Me resulta cuando menos curioso que el <Moscón de Oro Local>
del año 96 se le concediera precisamente al Barón de
Grado, por aquél entonces Presidente de Hidroeléctrica.
Afortunadamente durante aquella entrega de premios no hubo que reseñar
ni lamentar ningún apagón.
Naturalmente que este no es un problema exclusivo de Grado, pero el
mal de muchos no es consuelo de nadie. Nuestros apagones no son tan
famosos como el de Nueva York de 1965, pero tampoco es plan de que
Grado llegue a ser famoso precisamente por sus cortes de luz.
Otro tema distinto es que el consumo de electricidad y de energía
en general se dispara cada día más. Se calcula que el
potencial de ahorro energético de España es aproximadamente
de un 30%. Probablemente los consumidores podríamos ser un
poco más responsables para buscar un equilibrio de forma que
obteniendo los mismos servicios –calefacción, iluminación,
etc.- fuéramos capaces de reducir nuestro consumo eléctrico.
Pero en todo caso lo que está claro es que el suministro de
energía eléctrica sin interrupción es un servicio
básico y fundamental, es un derecho por el que pagamos y que
por tanto podemos exigir.