PATRIMONIO RECUPERADO
En un principio este artículo iba a titularlo "patrimonio
olvidado" o algo parecido, pero a última hora y por fortuna,
he tenido que rectificar no sólo este título sino el
contenido mismo de estas líneas.
Hace ya seis años, ¡cómo pasa el tiempo!, tuve
la suerte de realizar un inventario del patrimonio de los concejos
del Camín Real de la Mesa, un trabajo tan apasionante y enriquecedor
como desbordante. Fue entonces cuando descubrí una de las mejores
capillas rurales del concejo de Grado en la parroquia de Rodiles, más
concretamente en la localidad de Villagarcía. La capilla de
San Julián y San Juan en Villagarcía es un edificio barroco
del siglo XVII -una inscripción nos aporta la fecha de 1654-
con planta rectangular dividida en pórtico de entrada, una sola
nave y cabecera, que en total no suman más de 45 metros cuadrados
rematados por una tejado a tres aguas y la típica espadaña.
Pero a pesar de sus formas sencillas, esta capilla me maravilló en
su día por su pureza de estilo, la calidad de su cantería
con sillares bien escuadrados en puertas, vanos y esquinas, por su
gran arco en la fachada principal de casi 5 metros de altura, por el
impresionante escudo que tiene en el pórtico sobre la puerta.
Pero, ¡ay!, también me sorprendió por su lamentable
estado de conservación, cubierta por la maleza y con amenaza
de desplome. Los propios vecinos del pueblo me aconsejaron que no entrase
al interior por miedo a que me cayese encima la bóveda. Pero
yo quería entrar a ver su retablo de piedra, que según
Ramallo Asensio es el único de época barroca construido
en Asturias en este material, lo normal era utilizar la madera dorada
y policromada. Este sencillo retablo se estructura como una portada
con columnas estriadas y rematadas por un frontón triangular
con una cabeza de ángel.
Como decía al principio, conocí esta capilla en 1997
en un estado lamentable, ahora me apetecía escribir sobre ella
y me fui camino de Villagarcía temiendo encontrarla por los
suelos. Para mi sorpresa no sólo esta en pie sino limpia de
la vegetación que la rodeaba y de la hiedra que tenía
adherida a los muros y el tejado, incluso se había hecho una
zanja de drenaje en el perímetro del edificio y se había
apuntalado el arco del pórtico de entrada y el interior.
Un vecino me explicó que estas obras habían sido posibles
gracias a la iniciativa de la asociación de vecinos de la localidad
que habían conseguido una subvención del Principado.
Con el asesoramiento y colaboración del Ayuntamiento de Grado,
a través de su arquitecto Constantino Arias, está previsto
que el proyecto de restauración se complete en varias fases
y gracias a estas subvenciones del gobierno regional. Grado ha presumido
siempre de un monumento tan emblemático como la capilla de Los
Dolores, pero en poco tiempo podrá hacerlo también de
otra magnífica capilla barroca como esta de Villagarcía. ¡Ya
era hora!
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