Villa de Grado - Asturias - España

Crónicas Mosconas
Gustavo Adolfo Fernández Fernández

PATRIMONIO RECUPERADO

En un principio este artículo iba a titularlo "patrimonio olvidado" o algo parecido, pero a última hora y por fortuna, he tenido que rectificar no sólo este título sino el contenido mismo de estas líneas.
Hace ya seis años, ¡cómo pasa el tiempo!, tuve la suerte de realizar un inventario del patrimonio de los concejos del Camín Real de la Mesa, un trabajo tan apasionante y enriquecedor como desbordante. Fue entonces cuando descubrí una de las mejores capillas rurales del concejo de Grado en la parroquia de Rodiles, más concretamente en la localidad de Villagarcía. La capilla de San Julián y San Juan en Villagarcía es un edificio barroco del siglo XVII -una inscripción nos aporta la fecha de 1654- con planta rectangular dividida en pórtico de entrada, una sola nave y cabecera, que en total no suman más de 45 metros cuadrados rematados por una tejado a tres aguas y la típica espadaña. Pero a pesar de sus formas sencillas, esta capilla me maravilló en su día por su pureza de estilo, la calidad de su cantería con sillares bien escuadrados en puertas, vanos y esquinas, por su gran arco en la fachada principal de casi 5 metros de altura, por el impresionante escudo que tiene en el pórtico sobre la puerta. Pero, ¡ay!, también me sorprendió por su lamentable estado de conservación, cubierta por la maleza y con amenaza de desplome. Los propios vecinos del pueblo me aconsejaron que no entrase al interior por miedo a que me cayese encima la bóveda. Pero yo quería entrar a ver su retablo de piedra, que según Ramallo Asensio es el único de época barroca construido en Asturias en este material, lo normal era utilizar la madera dorada y policromada. Este sencillo retablo se estructura como una portada con columnas estriadas y rematadas por un frontón triangular con una cabeza de ángel.
Como decía al principio, conocí esta capilla en 1997 en un estado lamentable, ahora me apetecía escribir sobre ella y me fui camino de Villagarcía temiendo encontrarla por los suelos. Para mi sorpresa no sólo esta en pie sino limpia de la vegetación que la rodeaba y de la hiedra que tenía adherida a los muros y el tejado, incluso se había hecho una zanja de drenaje en el perímetro del edificio y se había apuntalado el arco del pórtico de entrada y el interior.
Un vecino me explicó que estas obras habían sido posibles gracias a la iniciativa de la asociación de vecinos de la localidad que habían conseguido una subvención del Principado. Con el asesoramiento y colaboración del Ayuntamiento de Grado, a través de su arquitecto Constantino Arias, está previsto que el proyecto de restauración se complete en varias fases y gracias a estas subvenciones del gobierno regional. Grado ha presumido siempre de un monumento tan emblemático como la capilla de Los Dolores, pero en poco tiempo podrá hacerlo también de otra magnífica capilla barroca como esta de Villagarcía. ¡Ya era hora!