Villa de Grado - Asturias - España

Crónicas Mosconas
Gustavo Adolfo Fernández Fernández

EL CAPITÁN PARKER EN PEÑAFLOR

Tengo un amigo ovetense que siempre que nos vemos me pregunta por la actualidad de Grado. La última vez que hablamos me comentó una cosa que me pilló por sorpresa:

-Lo que tenéis que hacer en Grado- me dijo- es organizarle un homenaje en condiciones al capitán Parker e invitar a la embajada británica.

Lo cierto es que yo no tenía ni idea de quién demonios era aquel personaje y mi amigo enseguida se percató de ello, probablemente por la cara de tonto que puse.

-¡Pero hombre!- añadió- ¿no me digas que no sabes quién era el capitán Parker?

Tocado (y hundido) en mi amor propio pasé los días siguientes recabando toda la información que pude sobre William Parker Carroll, su paso por Grado y su papel protagonista en la frustrada defensa del puente de Peñaflor frente a las tropas napoleónicas.

Viajemos en el tiempo hasta 1809, Parker es uno de los comisionados militares enviados por los británicos a España para ayudarnos en la lucha contra los franceses. Para la historiadora Alicia Laspra, se trata de un personaje clave, decidido, valiente, siempre en primera línea de fuego y que supo conectar con la población asturiana desde que llegara a la región a finales del año anterior. Según Laspra, Parker fue también fundamental en el golpe que otorgó el poder a la nueva Junta del Marqués de la Ramona, hasta el punto de poner en duda que este golpe se hubiese producido sin el apoyo de este representante británico.

En mayo de 1809, las tropas napoleónicas invaden Asturias por tres frentes al mismo tiempo: Bonnet por el oriente, Kellermann por Pajares y el Mariscal Ney por el occidente, entrando a la región por Leitariegos la mañana del 15 de mayo. El objetivo de éste último es tomar Oviedo por sorpresa, y casi lo consigue, pues llega hasta Cornellana sin necesidad de disparar un solo tiro.

El 17 de mayo, alrededor de las 11 de la noche, el comandante José Trelles llega a Oviedo con la noticia de la invasión. Parker se ofrece voluntario para acudir a Cangas de Tineo e informarse de la situación real del enemigo, pero no pasa de Grado. Al llegar a la villa moscona -a eso de las 5 de la mañana del día 18- se encuentra con un auténtico caos entre una población que acaba de enterarse de que los franceses ya han cruzado el río Narcea en Cornellana y que por tanto se encuentran a tan sólo una decena de kilómetros de Grado; muchas familias huyen de la villa llevando consigo lo que buenamente pueden. Parker no entiende como nadie ha tocado todavía alarma y ordena que repliquen todas las campanas de la zona.

Las tropas disponibles para defender Grado oscilan entre los 400 y 600 hombres, según las diferentes fuentes consultadas; había una parte del regimiento de la Princesa, la compañía de granaderos del de Gijón, unos 150 soldados del de Luarca y vecinos de los alrededores que habían tomado las armas enardecidos por el párroco de Grado y el propio capitán inglés. Llegados desde Oviedo, se unen a Parker al mando de estos efectivos, D. Gregorio Jove y Trelles, que deciden salir al encuentro de los franceses en El Fresno. Fue en aquellas cumbres donde oyó Ney sus primeros tiros en Asturias.

Los asturianos deciden replegarse hasta el Puente de Peñaflor con la intención de resistir allí a la espera de refuerzos. La única pieza de artillería disponible se colocó en la peña del Viso, al tiempo que las tropas y vecinos formaban una línea defensiva que según Fernández de Miranda tenía unos 800 metros y se prolongaba desde La Campona hasta Cuero, pasando por el puente y las peñas adyacentes.

A las 10 de la mañana aparecen los franceses en Grado, rodean la villa sin detenerse y se encaminan a Peñaflor. Desde el Viso un moscón apodado el "Salao" se encarga de disparar el cañón hasta que cae herido de muerte junto al propio asistente de Parker. Las cuatro horas que duró la batalla han sido narradas en numerosas ocasiones, así las resume Ramón Álvarez Valdés en "Memorias del levantamiento de Asturias en 1808":

< Desvía Ney sus columnas por la calleja de la derecha, y despacha guerrillas hacia la orilla del Nalón, que cubiertas de muchos nogales, hacen impunemente a los nuestros un fuego mortífero. Sin recibir el menor daño coloca la vanguardia entre las casas de Peñaflor, algunas compañías suben al alto de la Peña del Aire, a cuyo pie está el puente; y disparando sobre la tropa y paisanaje los obliga a abandonarle precipitadamente y en desorden. Al mismo tiempo avanzan las fuerzas principales, persiguen a los que huyen, y son pasados a cuchillo más de 100 después de prisioneros>.

Una vez cae Peñaflor, Grado es saqueado. Fernández Miranda se lamenta del pillaje de los franceses, que queman el Ayuntamiento con su importante archivo. Ney pasa la noche en La Campona, para continuar al día siguiente su camino hacia la capital. Mientras, Parker no se queda ni mucho menos quieto, al volver de Peñaflor pasa por Oviedo camino de Gijón, a donde ha huido el Marqués y su Estado Mayor.pero esa es ya otra historia. En todo caso, las peripecias de este comprometido e intrépido capitán inglés en Asturias le valen un ascenso a comandante por parte del gobierno británico, incluso el Marqués de la Ramona quiere recompensarle y le concede el grado de coronel del ejército español.

Probablemente la propuesta de mi amigo de rendirle un homenaje en Grado a William Parker Carroll sea excesiva; pero, ahora que faltan apenas unos años, no deberíamos olvidarnos de conmemorar el segundo centenario de aquella guerra de independencia tan importante en la historia de Asturias y Grado. Y por supuesto, ¡si hace falta invitamos a la embajada británica!