Quiros
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Presenta alturas que sobrepasan los dos mil metros, otorgándole un imponente paisaje, de fuertes contrastes, pero con un clima de altura, y una atmósfera muy limpia. Una de sus obras de arte es la iglesia de Santa María, construída a finales del siglo XV. Junto a ella se encuentra un tejo milenario (árbol sagrado de los astures), considerado el más antiguo de Europa. Su especial configuración le hace muy atractivo para los deportes relacionados con la montaña, así como para la caza y pesca (forma parte d la Reserva Nacional de Caza de Somiedo y del coto regional de Quirós); y actividades acuáticas en el embalse de Valdemurio. Durante todo el verano encontramos diversidad de fiestas, ferias y certámenes por todo el concejo, donde destaca la fiesta del Cordero en el prau Llaguenzos con asada de corderos a la estaca, considerada de interés turístico nacional, se celebra el primer domingo de julio. |
HISTORIA DE QUIROS
Del
hombre paleolítico no hay, hasta la fecha, rastro alguno en el montañoso
concejo de Quirós. Por contra, el Neolítico, periodo prehistórico
de mejores condiciones climáticas, aporta los primeros y muy valiosos
testimonios de presencia humana en territorio quirosano a través de
los megalitos, monumentos construidos con grandes piedras sin labrar, que
forman, en la divisoria de los valles de Lena y Quirós, la necrópolis
de La Cobertoria, un interesantísimo conjunto megalítico, extendido
entre el Puerto de La Cobertoria y la Collá de Llanuces. Son un total
de seis monumentos excavados en campañas sucesivas a partir de 1981
bajo la dirección de Miguel Angel de Blas Cortina: los dos túmulos
de la Mata'l Casare, un semicírculo de piedras hincadas y un túmulo
asociado en Los Fitos; a una mayor altitud y en posiciones estratégicas
del cordal montañoso, se sitúan otros dos túmulos, el
del Prau Llagüezos, de grandes dimensiones, y el de la Collá Cimera,
ambos dominando esta necrópolis, que es la arquitectura perdurable
y monumental más antigua del centro de la región (M. A. de
Blas), de cuyo uso prolongado en el tiempo dan cuenta varios hallazgos efectuados
en el transcurso de las labores arqueológicas, pero, sobre todo, el
extraordinario anillo de oro de la Mata'l Casare, creación artesana
de comienzos de la Edad del Bronce, correspondiente a las primeras etapas
de la metalurgia en nuestra región. José Manuel González,
por su parte, identificó dos túmulos más en la Mortera'l
Teixu. «Todos estos conjuntos han de ponerse en relación con
el aprovechamiento, ya en época tan temprana, de los pastos de la
zona, además de con las labores mineras del Aramo, en Riosa, productivas
ya desde la Edad de Bronce» (Xosé Firmu García Cosío).
Cinco castros registró José Manuel González en el actual
solar de Quirós: el Cochao Castro, en Nimbra; Vallicastro, en Toriezo;
El Castiello, en Tene; La Picona, en Ricabo, y San Juan, en Llanuces. Aunque
el citado autor vincule los recintos castreños con las comunidades más
orientales de los pésicos, habitantes prerromanos de una parte de la región
de los astures, lo cierto es que han de ser sometidos a excavación arqueológica
para poder precisar su cronología y ocupación.
La romanización favoreció a este territorio, tanto por la cercanía
de las explotaciones de mineral de cobre en el Aramo como por pasar por él
el camino de penetración que venía por el puerto Ventana.
De época visigoda quedan pocos restos en Asturias; sin embargo, el concejo
aportó uno de los más bellos: se trata del jarrito y la patena
hallados en Lindes y actualmente expuestos en el Tabularium Artis Asturiensis
de Oviedo.
Las noticias relativas a Quirós como concejo y a lugares del mismo abundan
desde el siglo IX hasta el XII, aunque sólo a partir de esta última
centuria se cuenta con información documental completamente fidedigna,
pues sobre la anterior recae la duda de su autenticidad, dadas las falsificaciones
realizadas por el obispo don Pelayo, quien ejerció su prelatura ovetense
en el primer tercio del XII.
Esa fiable documentación permite conocer la vinculación del territorio
quirosano a la Iglesia de Oviedo, la institución más poderosa en
la zona. El arciprestazgo de Quirós tenía su centro militar en
el ahora arruinado castillo de Alba, situado entre Coañana y Faedo, en
la parte baja del valle, desde donde controlaba el mismo. Esta fortaleza fue
una de las empleadas por el levantisco conde Gonzalo Peláez en su principal
insurrección contra Alfonso VII, el Emperador, aunque
dicho noble centró su resistencia en la de Proaza. La administración
de las tierras quirosanas también la ejercían desde el fuerte de
Alba, y por delegación del obispo de Oviedo, encomenderos pertenecientes
a la muy influyente casa de Quirós, en cuyo blasón figura una orgullosa
leyenda: «Después de Dios la casa de Quirós». En 1314,
Gutierre Bernaldo de Quirós recibió del obispo la encomienda sobre
este y otros territorios (Teverga, Riosa...). En 1348 pasó la encomienda
a Gonzalo Bernaldo de Quirós, quien fraguó el poderío de
este linaje, y, en 1380, a su hijo, Gutierre, junto con otras tierras.
El territorio quirosano, como el de toda la zona, pertenecía enteramente
a la Iglesia de Oviedo desde el año 1174, siendo rey Fernando II, y debía
rendir pleitesía, homenaje y tributos al obispo. Tras la derrota del conde
Gonzalo Peláez, el castillo de Alba había vuelto a ser de titularidad
real; y es en la segunda mitad del siglo XII cuando el mencionado monarca decide
entregarlo a la Mitra ovetense, cuyo dominio durará hasta 1579, fecha
en que el papa Gregorio XIII, agradecido por la victoria de Juan de Austria en
Lepanto, devuelve a Felipe II varios bienes eclesiásticos, entre ellos
el concejo de Quirós, cuyos vecinos lo compran de inmediato a la Corona,
con lo que se convierte en Ayuntamiento. En 1581 se da unas ordenanzas municipales
y en 1587 recibe la Real Cédula de Libertad. Hasta el s. XIX no ingresó en
el concejo de Quirós el coto de Lindes, perteneciente al monasterio leonés
de Santa María de Arbás.
Por acuerdo de la Junta General, tomado en sesión del 20 de marzo de 1598,
los antiguos concejos de obispalías, como Quirós, pasaron a tener
en ella representación, voz y voto.
Ya en el siglo XIX, Quirós no fue ajeno a las guerras carlistas; en el
transcurso de la primera (1833-1839) operaron aquí, de manera circunstancial,
las partidas carlistas de Sanz, Gómez y el batallón asturiano de
Flórez; durante la tercera (1872-1876), voluntarios del concejo engrosaron
muchas de las unidades carlistas y se integraron en el batallón Príncipe
de Asturias, que luchó en las Vascongadas en 1874.
Mediado el XIX, comenzó la fallida aventura industrial del concejo. La
Sociedad Minas de la Compañía Chauviteau, tras resultar favorables
sus estudios efectuados entre 1857 y 1860 para la instalación de una fábrica
siderúrgica, decide crear la Société Houllière de
Quirós, al comprobarse la riqueza carbonífera de la zona. Se diseñó,
entonces, un ferrocarril que, arrancando del de Ponferrada-Palencia, «atravesase
Babia y el puerto Ventana para sacar el carbón quirosano hasta el puerto
de San Esteban [de Pravia]» (X. F. García Cosío). Sin embargo,
la realización del ferrocarril de León a Gijón por Pajares
dio al traste con el proyecto; el gijonés se convirtió así en
el puerto exportador del carbón astur. La Sociedad Hullera se limita,
entonces, a producir carbón para suministrarlo a los altos hornos de Trubia,
una vez abierta la carretera. Pero el cierre de esa siderurgia en 1867 provoca
la crisis de la Sociedad, a la que reemplaza la parisina Compañía
de Minas y Fundiciones de Santander y Quirós, que puso a funcionar tres
hornos altos (el primero, el 1 de julio de 1870), al norte de Bárzana,
en el lugar aún hoy llamado La Fábrica, y construyó un ferrocarril
minero de 30 km hasta Trubia. En 1877 cesaron en su actividad los altos hornos,
mientras se empezaron a construir talleres de laminación en Trubia, que
no comenzaron a producir hasta 1880. En 1887, la fuerte competencia vizcaína
provocó el cierre de las instalaciones de Quirós y la disolución
de la Compañía. Hacia 1889, Numa Guilhou adquiere la factoría
y las minas de Quirós, incorporándolas a la hoy desaparecida Fábrica
de Mieres.
Esas actividades industriales fueron el origen de un movimiento obrero organizado
en Quirós, que dio el triunfo al Partido Socialista y al Frente Popular
en las elecciones de 1933 y 1936, respectivamente. La guerra civil carece de
episodios militares relevantes en el concejo; sólo cabe hacer mencionar
el frente de lucha establecido en el Altu Ventana. Las tropas nacionales ocuparon
el municipio en octubre de 1937.